AUTORA: Yoko Ogawa
AÑO: 2013
EDITORIAL: Funambulista
Las historias de Yoko Ogawa están escritas con sencillez, sin embargo dicen más de lo que se lee. La fascinación que encontramos en sus novelas se encuentra en que habla de personas, sentimientos, momentos a través de un lenguaje sencillo y sutil, donde lo sensorial está siempre presente. En este caso, predomina el sonido, la música clásica, el sonido del clavecín, incluso los golpes del hacha cuando caen sobre el clavecín. No en vano la novela comienza con el sonido del violín y termina con el clavecín, solo y mudo, tras un concierto. El sonido, incluso por omisión, es decir, el silencio. No solo en Dona el perro sordo, sino también cuando el clavecín no está siendo tocado. Este instrumento está presente en toda la obra, como espectador de momentos clave y símbolo de la protagonista, de sus sentimientos, de su soledad.
En busca de la soledad y del tiempo, Ruriko, una joven calígrafa, deja a su marido, quien le es infiel, en Tokio y regresa al chalé de su familia en las montañas, donde de pequeña pasaba las vacaciones.
Allí conoce a Nitta, un fabricante de clavecines, que antes tocaba el piano y de quien Ruriko pronto se siente atraída. Con él trabaja la joven Kaoru, cuyo novio murió asesinado, y, por último, los acompaña Dona, un perro sordo y ciego.
Los tres personajes están marcados por un pasado, todos inquietantes, pero aunque se mencionan, no trata explícitamente de ellos: violencia doméstica, asesinato, celos, problemas psicológicos. Son personajes complejos debido a su pasado, a su vida.
Como se descubre desde el principio, el lector va a asistir a un tránsito en la vida de Ruriko, un momento crucial en el que cierra una etapa de su vida y comienza otra, un intervalo necesario para tomar decisiones. Y es, en ese momento, cuando Ruriko se da cuenta de que la soledad gobierna su vida; aunque tenga amistad con Nitta y Kaoru. Su soledad la vivimos en primera persona pues la historia está narrada por Ruriko, con ella además participamos de su trabajo y de las memorias que tiene que caligrafiar, así es normal que se mezcle la vida de Ruriko con las memorias.
Como toda novela de Yoko Ogawa no deja indiferente, y es una novela donde se entremezclan las relaciones personales de un modo callado, quizás con el sonido del clavecín de fondo. Una novela que sigue hablando incluso al cerrarla y con la que confirmo que Yoko Ogawa es una de mis escritoras favoritas.
6 comentarios:
Lo que he leído de esta autora me ha gustado mucho. Efectivamente, detrás de un lenguaje sencillo parece tener un escapelo para diseccionar las motivaciones humanas.
Gracias y un saludo!
No lo conocía, a la autora sí, aunque no he leído nada suyo de momento. Estoy en ello =)
Besotes
No lo conocía, a la autora sí, aunque no he leído nada suyo de momento. Estoy en ello =)
Besotes
De los libros de esta autora publicados en castellano me falta por leer este título y El perfume, que ya está en casa. No me los perderé, que su prosa y su historias gustan mucho, siempre con un punto oscuro y original.
Un abrazo,
Ana Blausfemia: si te gusta esta autora te invito a leer este libro. No defrauda.
Un saludo :D
Shorby: los que más me gustaron han sido La fórmula preferida del profesor y La niña que iba en hipopótamo a la escuela. Te recomendaría uno de estos.
Saludos y besos
Carmen Forján: si es verdad que tiene un punto oscuro, sobre todo el de La residencia de estudiantes.
Un abrazo
Gracias por vuestros comentarios!!!
Hola y Enhorabuena por tu Blog. Me ha parecido tan atractivo e interesante que he decidido nominarlo para los Liebster Award desde mi blog elgrialdelucifer.blogspot.com.
Un saludo y un abrazo de Miguel.
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